Yo puse nieve en tu montaña
cuando apenas eras un pequeño cerro
yo planté raíces en tu campo
y te regué con agua de mi estero
Fuiste el rocío de mis mañanas
brotaste delicada en mi ladera
naciste del fundido reluciente
de dos mundos que prometen primavera
Tenías en tu brotes singulares
pedazos de energía con misterios
que hicieron encender aquella fuente
y alzar toda mi lama sobre tu reino
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