El
manzanito
Autor: Pepe Guriff
Había una vez un manzanito que vivía en una isla al centro de una pequeña laguna y desde muy pequeño jugaba con sus únicos amigos cercanos que se llamaban ciruelo, nogal y granado. Todos nacieron en la misma época y fueron creciendo sin conocer más que su laguna.
Un buen día cuando ya eran jóvenes y empezaron a dar frutos, después de una tormenta de fuertes vientos, se dieron cuenta que llegaban a la isla a través del agua, hojas y frutos similares a los que ellos tenían y pensaron que podrían tener parientes al otro lado de la pequeña laguna, así que comenzaron a idear distintos planes para poder conocerlos y saber de ellos.
Poco tiempo después pasó por
la isla un leñador que estaba en busca de árboles que pudiera talar porque
necesitaba leña. Revisó estos cuatro arboles amigos y dijo:
¡si estos árboles se ven muy
buenos para leña así que volveré con un hacha para cortarlos y trozarlos¡
Los pobres arboles quedaron
muy asustados por lo que dijo el leñador, así que tenían que hacer algo para
espantarlo la próxima vez que viniera.
Mientras tanto ya habían
decidido un plan para conocer a sus posibles familiares y consistía en alargar
sus raíces por debajo de la laguna hasta llegar a la otra orilla y comprobar su
teoría de encontrar parientes.
Pronto llegó el día en que
el leñador trajo sus herramientas para proceder con la tala de los árboles
amigos. Pero como ellos eran muy inteligentes decidieron que cuando el leñador
estuviera debajo a punto de cortar, dejarían caer algunas frutas sobre su
cabeza.
Fue así que el leñador preparó sus herramientas y estaba a punto de dar el primer hachazo cuando sobre su cabeza le cayó una manzana y dijo ¿va, Qué paso? se preparó de nuevo y le cayó otra y volvió a repetir ¿va, que paso? El leñador acumulo fuerza sobre sus brazo y con rabia iba a hacer el último intento de derribar el manzanito cuando le empezaron a caer muchas frutas sobre su cabeza, manzanas, ciruelas, nueces y granadas lo que hizo que finalmente el leñador saliera corriendo y no volviera nunca más.
Mientras tanto cada uno de los amigos comenzó lentamente a extender sus raíces hasta el otro lado de la laguna y lograron generar nuevos retoños que con el paso del tiempo crecieron y descubrieron a muchos árboles similares con los cuales conversaban y se contaban grandes historias.
Se reencontraron con primos,
hermanos, tíos y con sus respectivos padres. Así dejaron la isla y crecieron
juntos por mucho tiempo creando un hermoso bosque de fuertes troncos.
FIN
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