lunes, 22 de junio de 2020

Rayito y sus amigos loros II


Rayito y sus amigos loros

II Parte

 

Rayito y sus nuevos amigos loros se pasaban conversando y contando sus andanzas arriba de los árboles de la plaza donde nadie los molestaba.

Un día Rayito le dijo…! Amigos el otro día les dije que necesitaba dos compañeros que pudieran volar para que me acompañaran a una aventura! ¿Se acuerdan? ¡siii! Dijo uno de los loros… ¿y cual sería esa aventura?  Bueno, dijo el gato, necesito ir a un campo cercano que tiene una linda laguna llena de peces y quiero atrapar algunos para regalárselo a mi amigo gaturro de cola pelada, porque al pobre le faltan dientes y no puede cazar por si solo y necesita comer sólo cosas blandas y no le gustan ni las frutas ni las verduras…se parece mucho a unos niños amigos que aunque tengan dientes tampoco les gustas las frutas y las verduras aunque son muy ricas y tienen muchas vitaminas.

 

¿Y cuál es el problema de pescar los peces solo? Indico uno de los loros un poco intrigado y sabiendo que los gatos son buenos para pescar desde la orilla… ¡lo que sucede! Dijo el gato, es que la laguna es pequeña y tiene unos perros guardianes que no dejaban acercarse a nadie, incluso he sabiendo de pescadores que han tenido que salir corriendo porque los perros los habían descubierto pescando.  Por eso la laguna tiene tantos peces, porque nadie puede pescarlos.

¿Y cuál sería el plan? Preguntó uno de los loros… pensaba, Dijo el gato, que mientras ustedes distraen a los perros a un lado de la laguna yo puedo pescar tranquilo al otro lado. Nos parece una buena idea dijeron los loros, pero también es una poco arriesgado porque ¿qué pasa si los perros nos atrapan?... ¡¡no!! Dijo el gato, tiene que volar bien alto para que los perros no los alcancen, por eso los necesitaba a ustedes.

Llegó el día y se reunieron en la copa del árbol de siempre a programar como sería su viaje hasta la laguna.

¡Y como lo haremos para que volemos hasta la laguna si tú no sabes volar! le dijo uno de los loros al gato, ¡bueno tendrán que llevarme! Dijo el gato… ¡la única forma que conozco! Dijo el otro loro es tomándote de la cola! ¡¡Pero como!! Exclamo el gato… ¡yo pensé que me llevarían sobre el lomo!… ¡¡No podemos!! Dijo uno de los loros ¡porque somos muy pequeños, pero tenemos mucha fuerza en nuestros picos!.

 

El gato un poco resignado aceptó porque era la única manera de llegar más rápido al lugar donde pescar. Así que por un rato, y un poco resignado, se fue colgando de la cola mirando el mundo al revés mientras viajaba.

Finalmente llegaron a un árbol cerca de la laguna para vigilar si aún estaban los perros guardianes. A lo lejos los divisaron cerca de la casa de campo donde dormían plácidamente. En eso estaban cuando de repente se rompió la rama donde estaban y mientras los loros volaban a otra rama el pobre gato comenzó a caer por entre el follaje hasta que finalmente pudo afirmarse del árbol antes de caer a tierra.

Con tanto ruido los perros despertaron y ya estaban bajo el árbol esperando que algo cayera, sin darse cuenta de los loros ni del gato.

 

Cuando todo quedó en silencio los perros volvieron a su descanso y el gato pudo subir hasta donde estaban los loros para continuar con el plan.

El acuerdo era que los loros volaran al otro lado de la laguna, metieran un poco de ruido para que los perros los persiguieran mientras el gato bajaba hasta la laguna por este lado y pudiera pescar un par de peces.

Así fue que los loros volaron y metieron  mucho ruido al posarse sobre unos arbustos y los perros que no permitían que nadie se acercara, corrieron ladrando y haciendo que los loros volaran a unos árboles un poco más altos, mientras rayito ya se había bajado del árbol se acercaba a la laguna con la intención de pescar. El gato había visto varios peces cerca de la orilla cuando estaba en el árbol pero al acercarse no veía ninguno, parece que el ladrido de los perros los había asustado y se fueron hacia adentro. Por más que buscaba no encontraba ninguno y los perros habían dejado de ladrar y parece que se acercaban. Los loros al percatarse que rayito aún no pescaba tuvieron que bajar a los arbustos para que los perros los persiguieran y así el gato tuviera más tiempo.

El pobre gato estaba inquieto por no ver peces desde la orilla así que decidió que tenía que nadar hasta el centro de la laguna donde seguramente estaban los peces y además los perros no se atreverían a meterse al agua.

En eso estaba rayito nada que nada en la laguna cuando uno de los perros se dio cuenta y se lanzó al agua también a perseguirlo. Justo en ese instante el gato se dio cuenta que no sabía nadar y cansado empezó a maullar a ver si los loros lo escuchaban, pero con tanto ladrido era muy difícil que lo escucharan.

Afortunadamente uno de los loros vio el estado del gato y voló rápidamente para poder salvarlo de ahogarse y del perro que seguía nadando.

Así fue que el loro tomó de la cola a rayito y lo elevó por el cielo hasta posarse sobre un árbol muy alto donde se encontraba el otro loro. Muy grande fue la sorpresa de todos al percatarse que el gato, todo empapado, no podía hablar porque había atrapado un tremendo pez que aún se movía en su hocico.

Así fue como le llevaron una comida blanda y fresca a su amigo gaturro de cola pelada, quien les agradeció mucho el gesto de su amigo rayito y de sus nuevos amigos loros.

 

FIN


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