lunes, 6 de julio de 2020

Mitos del emprendimiento en Chile


Mito del emprendimiento en Chile

¿Te consideras emprendedora o emprendedor? Algunas definiciones plantean que emprendedor es “quien organiza y conduce alguna tipo de iniciativas organizacionales, con fines de lucro, corriendo cierto margen de riesgo financiero en ello”.

Este término proviene del siglo XVIII, en los albores del capitalismo industrial. El economista anglo-francés Richard Cantillon fue el primero en usarlo, para nombrar a quien “paga un cierto precio para revender un producto a un precio incierto, tomando decisiones acerca de la obtención y el uso de recursos, y admitiendo el riesgo inherente al emprendimiento”. En ese entonces no había mayor diferencia entre ser emprendedor o ser empresario o comerciante.

En Chile Sebastián Piñera siempre ha destacado a los emprendedores ya que, según sus palabras “las pequeñas y medianas empresas son el corazón, el alma, la columna vertebral y el motor de nuestro país”

Sin embargo una encuesta reciente de la Fundación Sol establece una realidad diametralmente opuesta:

En Chile se contabilizan 2.057.903 microemprendimientos, que corresponden a un 24,3 % de las personas ocupadas.

De acuerdo a la definición oficial de informalidad, un 53,1 % de las microempresas son informales. El 36 % presenta un nivel alto de informalidad, sin haber iniciado actividades en el SII y sin permiso del Municipio.

El 56,5 % de las microempresas informales no logra generar ganancias superiores al salario mínimo ($288.000 al momento de la encuesta) y el 82 % de las microempresas informales no supera los $576 mil pesos de ganancia mensual.

El 73 % de las mujeres “emprendedoras” no logra superar el salario mínimo, lo que equivale a más de 436 mil mujeres a nivel nacional. Tan sólo 1 de cada 10 mujeres que tienen una microempresa logran superar los $576 mil pesos de ganancia mensual.

Un 52,1 % de las empresas informales tiene 10 o más años. Esto da cuenta que no necesariamente las actividades informales son transitorias, determinando las condiciones de la actividad durante décadas.

Entre quienes requirieron de capital para iniciar su actividad, el 77 % recurrió a sus propios recursos para iniciar la actividad.

Todo este panorama de los emprendedores se ve alterado además por los efectos de la pandemia considerando que muchos negocios incipientes tuvieron que dejar de operar por las restricciones impuestas por las autoridades  y la falta evidente de clientes.

A este oscuro panorama se debe agregar que muchos aportes del estado ya sean por la vía de cofinanciamiento, créditos con aval del estado o subsidios directos no logran llegar a la mayoría de los emprendedores ya que la letra chica y sus restricciones  los dejan fuera sin la posibilidad del apoyo financiero que se necesita.

Frank Hyneman  Knight, importante economista estadounidense de mediados del siglo XX identifica al emprendedor como un  agente  que  posee  un  talento  especial  para  los  negocios  y  que  no  ha sido  suficientemente  considerado  como  un  factor de la producción por la teoría económica. Knight asegura la  existencia del emprendedor como una persona con gran influencia en la economía pero que lastimosamente no se ha tenido en cuenta en sus justas proporciones.

Si bien el discurso político y sobre todo en tiempo de elecciones se plantea que son fundamentales para el desarrollo del país, pero en el momento del apoyo (y dado los antecedentes expuestos) simplemente no se consideran.

¡¡Animo emprendedoras y emprendedores¡¡, el futuro seguirá dependiendo de ustedes…

 


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